La primera vez que vine a Puebla fue a conocer a un chico que me gustaba particularmente nos vimos ese día en el centro, después de haber comido en el Mc´Donalds nos sentamos en la orilla de la Catedral a platicar. Mientras estábamos ahí, un chico se nos acercó y nos intentó vender una paleta porque creía que éramos novios, le decíamos que no y que no queríamos comprarla y él insistía haciéndonos la plática; al final de esto le compré la paleta. El chico que me gustaba ahora casi no lo veo y el chico que aquella vez me vendió la paleta ahora es gran amigo al cual frecuento y salimos regularmente.
Anónimo
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