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Puebla, Mexico
Reunimos historias escritas de la memoria de las almas que han pisado tierras poblanas. Si quieres compartir algún recuerdo por la ciudad de Puebla te invitamos a hacerlo al correo memoriadepuebla@gmail.com Dulce Jurado y María Eugenia Jiménez Melo autoras del proyecto

lunes, 28 de noviembre de 2011

Zona seca


Yo fui durante mucho tiempo empleada de telas y mi giro siempre ha sido la ropa. Aquí estamos unificados, como zona seca es decir ropa, zapatería y jarciería. El puesto se obtuvo con muchos sacrificios y entramos en ceros, estaba vacío y poco a poco empezó a crecer, yo llevo muchos años y de acá obtuve los estudios de mis 4 hijos. Hay que tener carácter y ser educada para tratar a los clientes y tratarlos bien. Yo trabajé con la mesa directiva del mercado  5 de mayo durante 12 años, estuve en el sindicato y trabajamos muy duro. Llevo 33 años en el mercado, toda una vida.
Sra. María Elena Rojas 

Mi mamá Esperanza


Yo entré desde que se inició el mercado 5 de mayo y aquí gracias a Dios estamos vendiendo verdura, vivo cerca, en la 22 poniente. El negocio de la verdura es muy variable, no hay precios fijos. Mi mamá Esperanza empezó con el puesto, yo empecé a trabajar con ella a los 15 años. Todo se vende aquí el chiste es echarle ganas, para sobresalir.
Elvira Babines Gonzáles 

La guardería

Yo he sido una mujer que ha trabajado mucho para sacar adelante a mis 5 hijos y no he tenido oportunidad de tener recuerdos bonitos, puro sufrimiento, puro trabajo. Al final de cuentas a los hijos les das, se casan, se van y se olvidan que existimos. Yo soy feliz porque ellos son muy honrados, trabajadores, no me dan problemas y porque tengo mi puestecito.
A nosotros nos dieron nuestros puestos el 8 de diciembre de 1962, al siguiente año en 1963 vino el Lic. Adolfo López Mateos quien inauguró el Mercado 5 de mayo  y su esposa Eva Sámano de López Mateos fue la que inauguró la guardería y en ese momento ella fue la que nos ayudó con material para poner un kínder, mesitas, sillas, pizarrones y todo lo necesario. Luego cuando entró el Sr. Pacheco Pulido nos lo quitó y se volvieron bodegas, un elefante blanco que lo ocupa gente que ni siquiera dieron un solo centavo para hacerlo. Las mamás de los niños pusimos un piano y de pronto un día se lo llevaron para la Acocota y nos quitaron el kínder porque se alegaba que nada más venían niños de la calle, pero pagaban. Esta ayuda nos la dieron para nuestros niños, entraban a las 8 de la mañana y salían hasta las 5 de la tarde. En la guardería nos los entregaban bañados y limpiecitos,  el kínder- guardería funcionó como 20 o 30 años, los niños estaban en el kínder y de ahí los pasaban a guardería hasta que nosotros íbamos por ellos al final de la jornada laboral, era una gran ayuda para las mamás que trabajaban, desgraciadamente nos quitaron la guardería.
Ahora hay muchas mamás jóvenes que no tienen esa oportunidad que nosotros tuvimos en esa época, en éste mercado 5 de mayo. Se podría arreglar el kínder, pero si las mesas directivas no se mueven, qué vamos hacer y sí  las mamás que tienen niños chiquitos no se ocupan, no reclaman o no dicen pues imagínense ésta pobre anciana qué va a reclamar.
Sra. Rafaela 

domingo, 27 de noviembre de 2011

Gente que realmente trabaja



La idea es activar la planta alta del mercado 5 de mayo para toda la gente que viene a vender sus productos del campo. Es gente que viene de provincia con sus productos de sus pequeños huertos, tres cuatro árboles, gente que desde temprano se levanta a poner su maíz para hacer tortilla y venir a venderla. Estamos hablando de un promedio de 60 personas que  venden tortilla, de San Pablo del Monte, de Asunción, de Aparicio, de Canoa, del rumbo de Cholula.
De Tlaxcalancingo traen los nopales, traen el nopal que cortan en la mañana a venderlo fresco. Esa gente es la que realmente trabaja, la que realmente necesita un espacio en el mercado para poder vender. La administración se ha ocupado de esta gente para que pueda seguir vendiendo y le sigan dando vida al mercado, porque sus productos son únicos, son criollos, productos propios.

Sergio 

Todo cambia


Recuerdo muchas cosas sobre mi ciudad. Desde pequeño, he tratado de recordar como eran las cosas antes de que cambiaran; y sé que, como mis padres, algún día le contare a mis hijos como eran los lugares que ahora conozco.

Me emociono al pensar en como ha cambiado la ciudad, como la 11 sur antes era de un sentido y ver las casas derribadas poco a poco fue impresionante. Recuerdo el distribuidor vial de la Av. Juárez antes de ser como es hoy, pues una tía vive en la Paz. Antes, por mi casa, había muchos terrenos que no se ocupaban, cerca de la CAPU. Hoy hay centros comerciales, restaurantes, bancos y tiendas. Hace pocos años, no conocía mas allá del puente de México, donde termina la prolongación de la avenida Reforma. Según recuerdo, empezaba la carretera y no había nada. Hoy, para ir a trabajar, recorro todo ese camino, ya lleno de casas hasta llegar a Cholula, parte, casi casi, de la ciudad, y así hasta Huejotzingo. No puedo imaginar lo mucho que crecerá la ciudad cuando yo tenga unos 90 o 95 años.

Uno de mis recuerdos más hermosos es ir a visitar muchas iglesias con mis abuelos en semana santa, la "visita de las siete casas", recorriendo el centro, comiendo antojitos y disfrutando el bullicioso centro de la ciudad. Ahora ellos ya no están, y gracias a ellos aprendí, con paseos como esos y con sus recuerdos, que la historia es importante, que la gente es aún más importante y que todas las cosas cambian. Tal vez algún día el centro histórico no lo recuerde como es ahora, pero estoy seguro que lo seguiré viendo hermoso y como una parte importante de quien soy.

Algunos edificios son más bonitos que otros, y el centro es maravilloso por eso, cada edificio tiene su belleza y juntos son armoniosos y a la vez únicos. Conservarlo es una prioridad y que bueno que sea así. Me gusta, cuando voy por el centro, ver hacia arriba, absorber cada detalle de cada edificio, fijarme cuando hay nuevos negocios, renovaciones, descuidos. Todos esos detalles hacen mi imagen de la ciudad y siempre que puedo camino por calles desconocidas. El centro me lo sé de memoria.

A veces me detengo a pensar en lo que significa, para mi, ser mexicano y poblano. No se cómo compartir la emoción que me da vivir en México, en Puebla, y ser parte de una cultura hermosa por su diversidad, raíces y tradiciones, una cultura que siempre tiene presente a sus antepasados y a su historia, aunque no hagamos buen uso de ella. Me emociona el futuro de la ciudad, sus ya próximos 500 años. Sus nuevos caminos y colonias, su nueva gente, su nueva actitud. Poco a poco, y a pesar de actitudes y acciones individuales egoístas y crueles, como en todas partes, seremos mejores personas y eso hará una mejor ciudad y un mejor país.

José David Blanco

martes, 15 de noviembre de 2011

Cemitas "El Jarocho"


Yo tengo pocos años de estar vendiendo pan, tendré unos 30 años, es poco porque el mercado va a cumplir 49 años el 9 de diciembre de éste año.
Yo vi que lo que hacía falta en nuestro mercado era pan. Primero empecé comprándolo y ya después lo hice. Como mi hijo estudió eso, pues ya se nos hizo más fácil elaborarlo nosotros. Habiendo interés aunque no haya dinero, uno ve cómo le hace y sale. Bendito Dios nos ha socorrido en nuestro puesto, el mercado realmente es un mercado familiar porque nuestros padres fueron los iniciadores aunque muchos ya fallecieron, los que estamos ahora somos los hijos y nuestros hijos.
Me gusta ser comerciante, para mi es una vida muy natural, me gusta vender, soy exigente con mis panaderos, yo les digo “la gente paga su dinero y no tenemos por qué darles cochinadas, así que lo hacen bien”. Me gusta dirigir la hechura del pan para que el cliente venga y con satisfacción me recomiende. Recomiende a las cemitas el Jarocho porque ahí están buenas.
A mi esposo le decían el jarocho y cuando mis hijos empezaron a vender estaban chicos y les decían los jarochos. Un día vino un rotulista y nos rotuló el puesto con el nombre “El Jarocho”.
Yo soy poblana y estoy criada en el barrio de San Antonio y en el Barrio del Refugio. Aunque se expresan mal del barrio a mi nunca me han faltado. Se ha quedado triste el barrio de San Antonio porque casi todas las casas están abandonadas.
Cointa Rodríguez Huerta

Las gallinas antes no venían en jaulas


Las gallinas antes no venían en jaulas, venían en canastos hechos de carrizo tejidos en el medio con mecates gruesos para hacerlos de dos niveles, tipo cama y así poder transportar más animales. En nuestra infancia los que crecimos acá (en el mercado de la 18) en esos canastos jugábamos, en esos canastos dormíamos, ahí nos quedábamos. Yo me he dedicado a las aves de corral siempre porque mis padres me enseñaron el negocio.
Tomás Flores  Rosales y Guadalupe Herrera Vázquez mis padres fueron de los fundadores del mercado, les entregaron el mercado un 9 de diciembre de 1962 y al año siguiente, el 5 de mayo lo vino a inaugurar el Lic. Adolfo López Mateos. El que trabajó mucho para que este mercado se hiciera fue el profesor Ramos quien se dedicaba al área de pescados. El fue el que luchó junto con otras personas para que nos dieran éste lugar y fue él mismo el que anduvo viendo lo del financiamiento con el Banco de Puebla (que estaba en la esquina de la 18 poniente y 5 norte) al cual durante 10 años los locatarios le estuvimos pagando por nuestro negocio.
Yo vendo gallina de patio y de granja, esta última es la que normalmente usa la gente para sus comidas. Nuestra mercancía de granja viene del norte de México: Lagos de Morelos, Celaya, Guadalajara, Monterrey, San Juan de los Lagos.
Una gallina blanca de granja cuesta alrededor de 25 pesos y una roja lo más caro que llega a costar son 35 pesos. Una gallina de patio sí llega a valer 70 u 80 pesos.
Judith Flores 

10 millones costó el mercado de la 18


Vamos a cumplir 50 años de ser un mercado, el 8 de diciembre de 2011. Hemos pasado muchas angustias, muchas penurias, pero  le damos gracias a Dios por tener un centro comercial como éste. Yo con mis 73 años todavía estoy acá.
A nosotros nos dijeron que el mercado iba a costar 10 millones de pesos y que nosotros los locatarios tendríamos que pagarlo, hoy es un mercado del Ayuntamiento y no sé como pasó eso. Ahora nosotros nos somos propietarios, somos locatarios, eso es lo más triste porque cuando el mercado de la Victoria pagaba 20 centavos por renta de local, nosotros pagábamos 3.50 pesos por cada lugar para pagar la deuda de 10 millones que se le debía a Banobras y la verdad a mí mi puesto no me lo dio nadie, yo fui a ver al secretario del presidente municipal el Sr. Riverol, en el gobierno de Don Eduardo Cue Merlo. Quienes se portaron muy bien con nosotros, bueno por lo menos conmigo.
Locataria de carnes frías
Mercado de 5 de mayo
(Mercado de la 18)