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Puebla, Mexico
Reunimos historias escritas de la memoria de las almas que han pisado tierras poblanas. Si quieres compartir algún recuerdo por la ciudad de Puebla te invitamos a hacerlo al correo memoriadepuebla@gmail.com Dulce Jurado y María Eugenia Jiménez Melo autoras del proyecto

martes, 16 de noviembre de 2010

Gregorio en persona

Un sábado a medio día pasaba frente al parque de El Carmen sobre la 16 de septiembre, cuando de pronto lo vi caminando sin rumbo fijo. Sentí una ansiedad inexplicable por acercarme de alguna forma a él. Lo seguí dos cuadras rumbo al centro de la ciudad y pensé que tal vez tenía hambre. Regresé rápidamente a la panadería más cercana y le compré 3 piezas de pan. Corrí como nunca y lo alcancé:
- ¡Señor, señor!
Se dio la vuelta como si estuviera esperando por mi, nos miramos fijamente y empezó a hablarme en un dialecto desconocido. Ninguna sorpresa le causó mi presencia ni mi grito a todo pulmón, sólo volteó y extendió su mano mientras me hablaba sonriente, algo muy importante me dijo mientras con su mano hacía una reverencia cercana a un "gracias" y después un "adiós".
Se dio la vuelta y siguió su camino y yo con un algo en el corazón lo dejé ir.
- ¿Dónde lo he visto, dónde?

- - -"El lugar se limpió y purificó con humo de copal, se colocaron flores, se rezaron y cantaron las oraciones y alabanzas acostumbradas. Después, don Antonio comenzó a depositar la ofrenda. Justo cuando estaba haciendo sus invocaciones, hincado y sosteniendo los alimentos ofrendados con ambas manos, apareció en el camino por el que habíamos llegado, avanzando lentamente en la nieve y dirigiéndose hacia donde estábamos, un hombre pobremente vestido, con una chamarra roja y el cabello y las barbas entrecanas agitadas por el viento. Imposible no conmoverse ante aquella súbita aparición y no pensar en Gregorio Popocatépetl. Por fortuna Lorena González, alumna de antropología, llevaba una cámara y tomó una fotografía del personaje en el momento que se acercaba. Con una sonrisa y una mirada que revelaban una especie de extravío, el hombre se detuvo de pronto, a una distancia que no lo incorporaba al grupo pero tampoco nos hacía sentirlo distante. (...) Lo fascinante era que la presencia de aquel hombre en esa circunstancia coincidía con el sueño de don Antonio y con la cualidad que tienen los volcanes para adquirir un aspecto humano y trasladarse de un lugar a otro. (...) Cuando llegamos al sitio donde estaban los vehículos, el hombre decidió subir al camión de redilas y acompañarnos hasta el pueblo, pero poco antes de llegar, ya en la oscuridad de la noche, pidió que lo bajaran y en Xalitzintla nadie más lo volvió a encontrar. (...) Hasta ese momento, que yo recuerde, nadie había dicho explícitamente que aquel personaje era Gregorio Popocatépetl."
Gregorio en persona

Julio Glockner



Fotografía de: Laura Álvarez




 

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